viernes, 22 de mayo de 2009

¿Votar o no votar?... Esa no es la cuestión

Algunos medios de comunicación y partidos políticos se plantean ¿por qué una parte de la sociedad desconfía del ejercicio democrático?

Creo que la mejor respuesta a esa pregunta la tenemos precisamente los ciudadanos que desconfiamos de los procesos electorales y como ejercicio democrático sería bueno que nuestra voz sea escuchada.

Esta vez fui convocado para ser funcionario de casilla en las próximas elecciones. Después de mi capacitación me di cuenta de que a los ciudadanos se nos exige un meticuloso cuidado en nuestra participación en la jornada electoral con riesgo de ir a la cárcel si cometemos cualquier falla.

Entre las responsabilidades que tenemos, también está atender cualquier demanda y vigilar cualquier acción de los representantes de los partidos políticos que estarán presentes en la jornada. Ellos pueden anular votos, impugnar casillas e incluso mandar a cualquier funcionario ciudadano a la cárcel, si se da el caso, y para ello cuentan con muchas ventajas legales sobre cualquiera de nosotros.

La ley electoral está hecha para proteger la elección a favor de los partidos políticos de ellos mismos, usando a la ciudadanía como su servidumbre para legitimizar su poder.

Si se preguntan por qué mucha gente no va a votar, una de tantas respuestas es que hay una voz de ciudadanos que quiere ser escuchada y que, por medio del abstencionismo o la anulación del voto, grita que no creemos en unas elecciones que de antemano están arregladas para favorecer a los partidos políticos, integrados por funcionarios que ignoran y cierran sus lujosas oficinas ante las demandas y necesidades de quienes los mantenemos.

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